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El mundo entero está viviendo, gracias a los medios de comunicación, La catástrofe que ha asolado Japón. Por si no hubiéramos tenido bastante con Haití, uno de los países más pobres que sufrió un terremoto de 7,3 grados con el consiguiente tsunami que dejó el país destruído por las fuerzas, a veces crueles, de la naturaleza; ahora pasa lo mismo en Japón, una de las grandes potencias del mundo.

Este terremoto ha sido más fuerte (8,5 grados) según han informado este seísmo movió las islas de japon dos metros, es más, incluso el mismo eje de la tierra se vio afectado moviéndose 10 cm de su posición original. Con estos datos , está claro, que no estamos hablando de cualquier cosa.

Yo soy un gran admirador de la cultura oriental y en especial la japonesa. Japón es la ciudad con la que sueño, visitar sus calles y avenidas. Me gusta el idioma e incluso he intentado aprenderlo. Por toda esa admiración que siento es que me ha dolido especialmente. Ver como una gran potencia, como Japón, se colapsa es impactante.

Las imágenes que dan los informativos, ponen lo pelos de punta. Tanto las de Japón como las de Haití. Es que no hay película de miedo, ni aparición paranormal que pueda superar el terror de vivir un tsunami. Ver como la increíble fuerza del mar se lleva tu casa y tu pueblo tiene que ser algo indescriptible. Ver con impotecia como se ahoga la gente arrastrada por el agua debe marcar, necesariamente, de por vida.

Japón, en estos últimos días se ha visto sumergido, nunca mejor dicho, en una de las peores catástrofes que ha vivido la humanidad. Al terremoto le sucedió un gran tsunami, a esté 200 réplicas del terremoto, más tarde una alerta nuclear (al parecer están consiguiendo refrigerar los reactores con agua del mar) y La erupción del volcán Shinmoedake. Parece el guión de una película de Holywood aunque, por desgracia, es verdad. Como reza el dicho popular ( La realidad siempre supera a la ficción ) en este caso se hace más cierto que nunca.

Como sucedió con Haití, el resto del mundo parece estar volcándose con Japón enviando ayuda y es que, cuando alguien necesita ayuda, da igual todo. Por muy malos que seamos, siempre nace en nosotros la, casi necesidad, de ayudar a los demás. Me parece un gesto maravilloso como el mundo entero se alía para un fin, ayudar a un país en apuros como los que está viviendo Japón. Cuantas cosas se solucionarían en el mundo si esto se hiciera siempre con la misma intensidad.

Yo sé que Japón, es un País fuerte, y no me refiero solamente a poder económico, sino a poder de espíritu, son un pueblo trabajador, honrado, con una filosofía de vida muy especial. Por todo ello, me consta que se repondrá antes de lo que pensamos. Al menos eso es lo que quiero creer. Cuando se está abajo del todo, sólo hay un camino, hacia arriba. Sé que esto no le volverá a pasar a Japón. Me consta su buen hacer y su espíritu de superación.

Una vez más la fuerza destructiva de la naturaleza pone de manifiesto nuestra impotencia a la hora de contrarrestarla. Nos creemos los dueños de todo, pero eso sólo es una ilusión.

Todos estos acontecimientos me hacen pensar en el 2012, una fecha a la que se le ha dado un significado apocalíptico. Tsunamis, terremotos, tormentas solares, crisis económicas, ¿será todo ello el anuncio de que esto del 2012 es cierto ó simplemente es una serie de coincidencias? En mi opinión, el ser humano siempre tiende a darle un sentido a las cosas, es así por naturaleza.

La peste negra del siglo XIV en Europa protagonizó la peor pandemia de la historia. La gente lo atribuía a una maldición de Dios como castigo a sus pecados o a la obra del diablo. Seguramente, la idea de apocalípsis campaba a sus anchas en las mente de aquellas personas que sufrieron aquel desastre.

Desastres y catástrofes ha habido muchas, es por eso que me niego a creer en el 2012 como fecha fatídica. Es más , yo soy de lo que tienen fe en que la humanidad será mejor en el futuro, en el mundo de nuestros tatataranietos, no habrá contaminación porque sabremos aprovechar los recursos naturales como el sol y el viento de una formma más generalizada, dejando de lado los combustibles fósiles. Un mundo donde no habrá gente que se muera de hambre mientras otros viven derrochando.

En definitiva una tierra mejor. A lo mejor suena a utopía, pero es lo que espero. La ambición por el poder económico y el sistema capitalista no deben ser un impedimento para garantizarnos el futuro. Estás catástrofes vividas en Japón y Haití se me antojan avisos de la tierra, Llamadas para que reaccionemos.

Si, lo sé, a lo mejor me he puesto muy metafórico y fantasioso pero, pensándolo bien, no es una idea tan alocada o fantástica.

Estaremos, el mundo entero, atentos a Japón y rezaremos por que esto no vaya a más y que el pueblo nipón pueda empezar a estabilizarse y tener síntomas de recuperación. Japón, estamos contigo.

Un abrazo, se os quiere
Samvel Areh (Cantautor admirador de Japón)

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