Blogger templates

17:54
2
Ya hacia tiempo que contaba algo de miedo y creo que ya va siendo hora, Yo siempre soy escéptico, ya lo sabéis, pero me gusta contar las cosas que me pasan y esta es una de esas veces en las que nunca he sabido cómo explicar, de manera lógica, lo que pasó.

Recuerdo que teníamos 15 años, era una tarde de verano y mi amigo Kiko, mi primo Juan y yo estábamos aburridos como una ostra.

-¿Que podemos hacer? me aburro- Dije yo

Las caras de los demás me dieron a entender que no sabían como librarse del aburrimiento insufrible.
Sin más decidimos ir a dar una vuelta por la ciudad. Al poco rato llegamos al paseo del Queiles, una zona verde bastante grande con asientos, fuentes y un parque para los niños. El paseo estaba y está junto a un antiguo convento ( hoy es uno de los hoteles más caros de Tudela ) que entonces estaba deshabitado.

-Quiero entrar aquí- Les dije
-Estás loco- repusieron
-¿Qué pasa, tenéis miedo?- los piqué

Mi primo Juan, el machito del grupo, sacó pecho.

-Yo no tengo miedo, yo he entrado muchas veces- presumió

Yo sabía que lo más seguro es que se las quería dar de valiente pero decidí darle el beneficio de la duda.

-Entonces, sabrás por donde podemos entrar-
-Pues claro, pero hay que saltar una tapia muy alta-

después de todo, parecía que no estaba mintiendo.

-A ver, enséñame la entrada- Le pedí

En un lado del paseo hay una zona ajardinada ,con adelfas de colores blancos y rosas, justo delante de una tapia.

La pared mediría algo mas de dos metros y medio y hubiera sido imposible escalar hasta arriba ,estaba hecha de ladrillo de caravista muy liso, de no ser por que había unos huecos con forma de ventana de unos dos metros de ancho por uno y medio de alto.

Había varias de estas ventanas a lo largo de todo el muro. Lo bueno era que si saltábamos podíamos agarrarnos a alféizar y trepar.

Nos colocamos en la primera de las ventanas puesto que, gracias a una frondosa adelfa de flores rosas la gente no podía ver como subíamos allí.

Una vez asomados pudimos ver una especie de huerto o jardín muy descuidado que hacia un contraste muy fuerte con el jardín de adelfas que teníamos a nuestra espalda.

Toda la fachada del convento se erigía a la derecha con un porte bastante tétrico y sombrío, incluso a la luz del sol de verano.

Al mirar hacia abajo me di cuenta de algo que no me gustó nada. El suelo de aquel jardín destartalado estaba mucho más bajo que el suelo del paseo, es decir que mientras que nuestros pies colgaban sobre el jardín de las adelfas a tan solo un metro, al otro lado había por lo menos ocho.

Al ser un muro hecho de ladrillos de caravista, tan liso, aun daba más sensación de vértigo.

-Bueno, ¿ y por donde bajamos?- Le preguntamos mi amigo kiko y yo.
-Pues saltando-
-Estás loco- Le dije
-Mirad, fijaos- Nos dijo mientras miraba justo debajo de nosotros

Al fijarme me di cuenta de que justo debajo de la ventana en la que estábamos había dos colchones viejos pegados al muro, parecía que los habían puesto allí a propósito para facilitarnos la tarea de entrar a aquel convento oscuro y deshabitado.

-Vale, Juan, me parece bien, imagina que saltamos los tres, ¿Cómo subimos después?- Le repuse yo. Él se echó a reir.
-Pues , fácil, por ahí- y apuntó con el dedo

Cuando miré descubrí que el muro de ladrillo nuevo terminaba justo en la ventana en la que estábamos asomados y se unía al muro del viejo convento. Esto había provocado que, con la intención de unir el muro nuevo al viejo habían dejado una especie de escalinata de ladrillos.
(En realidad no era una escalera, era un montón de salientes, trozos de mortero, trozos de ladrillos)

Me fijé bien y me percaté que, debido a la estrechez de la "escalera maltrecha", debíamos subir uno a uno.

-¿Que pasaría si nos pasa algo ahí dentro y tenemos que salir corriendo? no podríamos subir todos a la vez- Le comenté a mi primo.

-Bueno, no os preocupéis, si pasa algo, yo subiré el último- Me prometió. Pasó las piernas al otro lado de la ventana, se quedó suspendido a ocho metros de altura.

-Bueno, allá voy- y se dejó caer.

Yo y el Kiko, nos asustamos, pensamos que se iba a matar pero no fue así. Cayó en los colchones revotó un poco y cayó en la arena sin hacerse daño.

-Lo veis- Nos dijo con gesto triunfante desde abajo.

La altura imponía, a decir verdad, me daba más miedo que la casa "encantada".

-Venga, ahora vosotros, yo os sujetaré cuando lleguéis al colchón para que no revotéis- Intentaba convencernos.

Al poco rato me convenció, pasé las piernas, me colgué del borde de la ventana y me solté. La caída no fue moco de pavo. Daba miedo, creedme. Cuando llegué abajo mi primo me sujetó para que no revotara y me puse de pie.

Desde abajo podíamos ver a mi amigo Kiko que nos miraba con gesto indeciso.
Bueno, nos costó convencerlo pero finalmente saltó.

Una vez allá abajo me invadió una sensación de estar atrapado. Miré a la escalinata de ladrillos que se elevaba más de 10 metro, pues nos llevaba hasta arriba del muro por encima de las ventanas. Llegar a la ventana de la que habíamos saltado era imposible.

-Joer, en la que nos hemos metido- Pensé

Los tres caminamos a lo largo de aquel gran corral, jardín o huerto descuidado, entre malas hierbas y basura hasta llegar a la entrada del convento. La puerta no era muy bonita. Yo había visto la fachada principal muchas veces y era mucho más elegante que esta puerta trasera. Por suerte esta abierta.

Entramos y pudimos ver cuatro estancias, una detrás de otra que daban al jardín descuidado. Gracias a eso, las cuatro habitaciones gozaban de la luz del sol pero eso no me tranquilizó mucho, estar allí dentro ya me daba mala impresión, además estaba el hecho de la escalinata tan alta que debíamos trepar para salir de allí.

Las estancias eran como un especie de almacenes de unos 20 metro cuadrados. Había útiles de campo, pintadas, cacharros viejos y las ventanas tenían gruesas verjas. El suelo era de ladrillo antiguo cubierto por una capa de tierra. El sonido lejano del paseo del Queiles, desde donde habíamos saltado, le daba un aire aun más desolador.

Caminamos despacio observando todo lo que allí había. Cuando llegamos a la última estancia algo nos llamó la atención, era un puerta estrecha de la que salía una oscuridad que se burlaba de la luz del sol de verano.

-Joer, yo no entro ahí- Les dije.
-Bueno, pues ya vamos nosotros- Dijo mi primo.
-Es que sin linterna...- dije como escusa. La verdad es que me daba mala espina esa puerta.

Los dos entraron en la puerta, yo me dí la vuelta y volví a la tercera estancia mirando el montón de cosas que había. Cuando volví de mis pensamientos me di cuenta de que estaba sólo. No podía escuchar a mi primo ni a mi amigo.

En ese momento escuché un ruido y unos pasos que corrían. No me dio tiempo a girarme para ver lo que pasaba, El Juan y el Kiko pasaron desde detrás de mi, uno por la izquierda y otro por la derecha.

-!!!Samuel CORREEEE¡¡¡- Me gritaron asustados.

Cuando reaccioné, ellos dos estaban casi llegando a la primera estancia. No quise girarme para ver lo que podía haber detrás de mí, sólo salí corriendo lo más rápido que pude.

Cuando llegué a la primera habitación pude ver a mis compañeros corriendo por el jardín de malas hierbas. Mi afán era alcanzarlos pero me llevaban ventaja, me sentía una presa fácil para aquello que fuera que estaba corriendo detrás de mi. Yo no escuchaba ni pasos ni nada persiguiéndome pero tenía esa sensación.

Por fin salí al exterior y los llamé para que me esperaran. Ellos se giraron y justo en ese momento la puerta por la que yo acababa de salir se cerró de un portazo. Al escuchar el ruido me asusté más y me giré por instinto. Una puerta cerrada fue lo único que vi. Nos alejamos de la puerta.

Después de sentir el alivio de haber salido de allí me invadió otro temor. ¿Cómo íbamos a subir?. Mientras corría pude ver como el Kiko llevaba ventaja a mi primo Juan, fue por eso que llegó antes y quiso empezar a trepar por la hilera de salientes que hacían las veces de escaleras.

Mi primo Juan, el que se había ofrecido para subir el último si pasaba algo, pegó un salto y le pisó la cara al Kiko y comenzó a subir rápidamente movido por una especie de pánico, Mi amigo Kiko no hizo gesto de quejarse por el pisotón y comenzó a subir detrás de mi primo. Mientras subían los dos. Me giré hacia la puerta del convento que seguía cerrada, miré hacia el suelo y pude ver una rama bastante gruesa, la cogí con la intención de defenderme si algo salía de esa puerta.

Esperé a que me dejaran hueco para subir, tiré el palo y subí por aquella escalera ,fruto de la casualidad, hasta llegar hasta arriba.

Cuando nos vimos en el paseo de nuevo nos abrazamos aliviados.

-Estás bien- Nos preguntábamos los unos a los otros entre risas

Nos asomamos a la ventana sintiéndonos a salvo y algo más pasó. La fachada del convento era , y es, bastante grande, estoy hablando de unas 3 plantas y unas veinte ventanas por planta.

Antes nuestro asombro pudimos ver como casi todas las ventanas del último piso se cerraron una detrás de otra, dando un portazo.

Con lo años han rehabilitado este edificio y, como he dicho al principio, es uno de los mejores hoteles de la Ciudad de Tudela.

Esta es una de las pocas veces que me he encontrado con algo inexplicable en mi vida.

Después les pregunté a mi primo y mi amigo que fue lo que vieron y que tanto los asustó. Me contaron que ... mejor no lo cuento.


Bueno, que si, no te voy a dejar así.

-Nosotros dos íbamos por un pasillo y de repente escuchamos un sonido extraño, como el sonido que hace un saco al ser arrastrado. Cuando nos giramos hacia una de las habitaciones que allí había, entre las sombras pudimos ver un bulto arrastrándose por el suelo. Por eso salimos corriendo- Me contaron.

Si fue verdad o mentira, eso no lo se, yo no lo vi, pero ellos dos, aun hoy en día me siguen diciendo que eso fue verdad. Les prengunté después por separado y los dos me contaron lo mismo.

¿Cosas de niños? ¿Fue algo creado por nuestra fantasía? ¿Qué pasó de verdad?
Mi mente analítica me llevó a pensar que lo más seguro es que fuera algún vagabundo que había ocupado el edificio y como digo vagabundo digo vagabundos, es decir, que fueran varias personas que nos quisieron dar un susto.

Yo pude escuchar como la puerta se cerraba tras de mí, y pude ver como las ventanas se cerraban una a una, por lo menos hubieran hecho falta unas 5 personas para crear ese efecto.

bueno, salimos sanos y salvos pero, no se nos quitaron las ganas de volver a entrar en otras casas, como una a la que llamaban, la casa del piano, una casa que tenía una leyenda que algún día os contaré.

Bueno, me despido ya.
Un abrazo y ya sabéis que se os quiere.

Samvel Areh

2 comentarios:

  1. JAJAJAJAJA UFF!! QUE PARANOYAS EN VERDAD EEH!! AQUI HAY UN EDIFICIO EN LA MONTAÑA DE BENICASSIM, QUE ANTES ERA UN CENTRO DE REHABILITACIÓN DE AGUAS TERMALES PARA PERSONAS MAYORES, EL TERMALISMO SE LLAMA. A MI TAMBIEN ME PASO UNA COSA QUE DESDE ESE DIA NO HE VUELTO MÁS.
    BUENO YO YA HABÍA IDO VARIAS VECES, Y LA VERDAD A LO PRIMERO IMPRESIONA, PORQUE ES UN SITIO ABANDONADO, EN LA MONTAÑA, ESTABA TODO ROTO, POR EL SUELO, LAS VENTANAS PARTIDAS, LAS CORTINAS RAJADAS...TÍPICO DE UNA CASA DE PELÍCULA DE MIEDO. PUES UN DIA DE ABURRIMIENTO DE VERANO COMO NO...DECIDIMOS IR COMO MUCHAS OTRAS VECES...VENGA A LA RISA...TODO BIEN...HASTA QUE UNO DE MIS AMIGOS SE ACERCÓ AL HUECO DEL ASCENSOR Y NO ME EXPLIQUES COMO LO HIZO PERO CAYÓ ABAJO,(LA SUERTE QUE ESTABAMOS EN EL PRIMER PISO), BAJAMOS TODOS CORRIENDO POR LAS ESCALERAS GRITANDO COMO LOCOS, AL BAJAR VIMOS QUE EL MISMO SE LEVANTABA DICIENDO, ESTOY BIEN, DESGRACIAOS...QUIEN ME HA EMPUJADO? Y NOSOTROS NOS MIRABAMOS UNOS A OTROS, PORQUE SABIAMOS QUE NINGUNO DE NOSOTROS HABÍA SIDO...NOSOTROS NO HEMOS SIDO...Y EL RESPONDIÓ..SI, CLARO NADIE HA SIDO AHORA, ESTABA MUY ENFADADO...BUENO SEGUIMOS INSPECCIONANDO Y LLEGAMOS A UN SITIO EN EL QUE NO HABÍAMOS ESTADO NUNCA, EN EL SÓTANO, DONDE HABÍAN MUCHOS APARATOS Y CALDERAS Y UN MONTÓN DE COSAS, CUANDO DE REPENTE UN VENTILADOR DE UNO DE AQUELLOS TRASTOS SE PUSO A GIRAR A TODA VELOCIDAD, SIN CORRER UNA CHISPA DE AIRE, SIN QUE NADIE LO TOCARA...Y NO HACE FALTA DECIR QUE ALLÍ NO HABÍA LUZ, ES DECIR, ERA IMPOSIBLE QUE LE LLEGARA CORRIENTE ELÉCTRICA...SALIMOS TODOS CORRIENDO COMO PUDIMOS, Y YO POR LO MENOS NO HE VUELTO MÁS...ME DIÓ MUCHO MIEDO DE VERDAD.
    UN BESO....XAO.

    ResponderEliminar
  2. HOLA SAMUEL, LA VERDAD,
    QUE YO NUNCA CUANDO TENIA ESA EDAD
    ERA ATREVIDO PARA NADA,
    AUNQUE SIENPRE SE HACEN COSAS,
    COMO SE SUELE DECIR DE NIÑO,
    PERO GRACIAS ADIOS QUE NO OS PASO NADA, CON LA ALTURA DE LA VALLA
    Y ENTRANDO EN ESE CASERON
    TENGO QUE DECIROS QUE FUISTEIS MUY ATREVIDOS Y SOBRE TODO EL JUAN
    QUE DE SEGURO SE LAS DIO DE VALIENTE JAJAJAJAJAJA,
    LO DE LAS VENTANAS QUE SE CERRABAN
    ESO YO HUBIESE SALIDO CORRIENDO, DE SEGURO,
    BUENO SAMUEL, ME DESPIDO HASTA LA PROXIMA CUIDATE MUCHO

    ResponderEliminar