La noche que más miedo pasé (voz)

Hoy, que tengo el día más tranquilo, aunque por la tarde tengo grabar un videoclip, quiero compartir con vosotros otra de mis "aventuras" si es que pueden llamar así.

Me quiero remontar en el tiempo unos cuantos años atrás. Con 18 años volví a terminar el bachillerato de ciencias en el instituto nocturno. Empezábamos a las 7 y salíamos de clase a las 11 de la noche. El instituto me quedaba bastante lejos, por eso mi padre o mi abuelo me llevaban en coche y me venían a recoger, recuerdo que yo me estaba sacando el carnet de conducir.

Con todo esto, el centro de estudios pareciera que lo habían construido , al drede, lejos de la civilización. Lo más cercano que había era un hipermercado que quedaba como a 1,5 km. Desde que uno salía del instituto hasta que llegaba a hipermercado tenía que caminar por una carretera, a ambos lados de ella no había más que campo, oscuro y alguna casa perdida ( ahora son todo chalets o casa adosadas).

Algunas veces no podían venir a por mi y tenía que ir hasta casa andando. La verdad es que me venía bien después de estar toda la tarde sentado escuchando lecciones que podían volver loco a cualquiera. Normalmente caminaba por el orillo de esa carretera en la que pasaba un coche cada dos años, y que estaba iluminada con unas farolas con anemia que parecía que les daba lástima alumbrar un poco más.  Muchos amigos de clase se ofrecían para acercarme a casa

-No vayas andando, !!coño¡¡- que te acercamos- se ofrecían. Si estaba cansado, me subía en el coche y me llevaban a casa, pero esa noche quise andar y despejarme, hacía una noche muy agradable de otoño. Me abrigué bien el cuello, me abroché la chaqueta preparado para semejante caminata hasta casa. Algunos coches pusieron rumbo a sus casa y me pitaron a modo de saludo.

Comencé a caminar y poco a poco, paso a paso, me alejaba del centro de estudios. algunos coches más, de profesores y compañeros de clase pasaban por mi lado a la vez que me saludaban con el claxon.
LLegó un momento en el que me quedé solo,  giré la cabeza y pude ver el alumbrado del instituto, que después de todo el día había cerrado sus puertas y sus "ojos" para descansar.

Miré al frente y allí estaba la luz de la ciudad con el hipermercado esperándome para darme la bienvenida a la civilización. A la izquierda y a la derecha se adivinaban los campos que se fundían en la oscuridad a medida que se alejaban de la carretera. El susurro de los coches en la distancia sólo se rompía por el sonido de mis pasos.


Mi mente no pensaba en nada malo, sabéis que me gusta tener los pies en el suelo, es más, hasta estaba relajado, disfrutando del paseo de más 3 kilómetros hasta casa. Agradecido por poder estirar las piernas aminoré el paso.

      -No tengo prisa- pensé

El aire limpio y sobre todo la tranquilidad después después de 4 horas en un "zulo" de clase me acariciaban la cara y los oídos. Hacia mitad del recorrido, al otro lado de la carretera, hay un descampado en el que se instalan los circos que vienen a la ciudad, casi llegando a ese punto pude ver la silueta de la carpa de un circo iluminada con unas guirnaldas de luces, seguramente a ese horas su gente estaba a punto de irse a la cama.

     -No sabía que había venido el circo- pensé -seguramente, ni me había percatado de que estaba ahí debido a que mi padre me traía por otro camino, más iluminado pero mucho más largo para ir andando.

Toda mi tranquilidad se esfumó cuando me di cuenta de que, detrás de la carpa, había unas jaulas con ruedas hechas de madera.

    -Dios mío, ¿Qué bichos habrá allí dentro?- Pensé con miedo.

Aminoré más el paso hasta casi detenerme cuando llegué a esas jaulas, miré de reojo.

    -!!!!aaaaaarrrgggghh¡¡¡¡- Rugió un león encerrado en una de esas jaulas.

Se me heló la sangre, y no porque estará suelto. A pesar de estar al otro lado de la carretera, ésta era muy estrecha, y lo peor de todo, esas jaulas (carros) de madera, desde donde yo estaba, se veían bastante débiles, unos barrotes de mierda que no aguantarían un zarpazo de aquella bestia que rugió al verme o al olerme.

   -!!¿Qué hago?¡¡- me pregunté. Barajé varias posibilidades

   - si salgo corriendo a lo peor me quiere perseguir, rompe los barrotes y se me come aquí mismo y nadie se entera. Me puedo ir por el campo, pero como no veo una triste mierda me caeré en algún pozo o vete tu a saber. Si vuelvo para atrás habré caminado hasta aquí para nada-

Decidí pasar muy despacio, sin hacer mucho ruido, como si fuera un mimo, respirando lo menos posible. A cada movimiento que yo hacía un poco brusco el animal rugía como protestando.

    -Esto no me puede estar pasando- Pensé. El corazón se me salía por la boca - No lo mires Samuel- me decía a mí mismo, pero no podía remediarlo, tenía que mirar para saber si hacía algún movimiento extraño y tocaba correr como nunca en mi vida había corrido. Por otro lado sabía que si lo provocaba de alguna manera y salía de esa jaula que parecía de papel, no conseguiría escaparme aunque me metiera un cohete en el ojete.

Lo que más miedo me daba era esa jaula, que parecía tan endeble, creo que hubiera sido mejor que hubieran puesto barrotes hechos de chuletas de cerdo que esos que había.

Fueron solo unos 8 ó 9 metros. Los 8 ó 9 metro más largos de mi vida. Mientras caminaba casi de puntillas rezando para que no volviera a rugir, iba el bicho y rugía. (Será joputa). Mi pensamiento no paraba e iba del miedo, a la rabia y a la desesperación

    -¿Y no pasa nadie más con el coche?, si que tienen prisa por irse a sus casa los come mierdas-
    - En que mala hora he querido dar paseícos, no te está mal samuel-
    - y el circo, pa que coño viene aquí, se podían haber ido a la puta mierda y me traen leones y todo pa que se coman a la Gente¡¡-
    - ( rugido del león) ay¡¡¡ bendito, soy muerto, no termino el bachillerato-
    -A ver si  sale algún hombre del circo y le pido ayuda, que ganas de salir corriendo tengo-
    -Samuel no corras que será peor, tú sólo da otro paso-
    -tranquilo, esos barrotes son seguros, si no, los del circo no los hubieran metido hay-

Los barrotes se movían mucho cada vez el león se agitaba en la jaula. Cuando estaba en la mitad, casi en frente pude ver que había dos leones más.

    -!!Joder¡¡, como salgan tendré que aprender a volar pa escaparme-

Por suerte los otros dos no se inmutaban, sin embargo al otro, se veía que le debía picar el culo, al mierda seca, no paraba de rugirme y cada vez que lo hacía me daban arcadas y unas ganas de salir corriendo muy difíciles de contener. No pasó nadie, ni el coche, ni salió nadie del circo. Pasé poco a poco con los huevos de corbata y coloraos del frío.

Cuando vi que ya había pasao, me di cuenta de que estaba sudando a mares. Ya lejos de las jaulas, salí corriendo tanto que los pies me pegaban en la nuca.

    -A ver si mañana tengo tiempo y vengo al circo- pensé con sarcasmo.


Bueno me despido ya, un abrazo
Se os quiere
Samvel Areh

P.D. Perdón por el grito -!!Otra vez las campanas de mierda¡¡ pero es que han sonado 30 veces y 30 veces que he tenido que repetir la misma frase. jajajajajajajajajaaj